La caza es un deporte milenario con muchos aficionados que en temporada salen a obtener presas de los diferentes cotos españoles, europeos e internacionales. Mientras que la tradición e historia avalan la existencia de este deporte, el aficionado debe tener en cuenta los diferentes peligros que conlleva, pues el uso de armas de fuego y de animales lo convierten en un deporte potencialmente peligroso en el que se le pueden causar daños a terceras personas o sus bienes personales.

Es por eso que es conveniente suscribir un seguro de caza, al menos el más básico de los que ofrecen las compañías aseguradoras para protegerse de los accidentes que puedan ocurrir en la práctica de su deporte favorito. Aunque hay muchas posibilidades y precios, los seguros más básicos que cubren la responsabilidad civil, pueden salir muy económicos, hay compañías que desde 11 euros al año, dan esta seguridad al cazador, que en algunos lugares es obligatoria.

Sin embargo y a pesar de que por ese tipo de precio, el seguro está casi regalado, hay que tener en cuenta más factores, para evitar problemas adicionales que puedan surgir, como el robo de las armas, los accidentes que el propio cazador pueda sufrir mientras práctica su deporte favorito y que puedan ocasionarle daños, su animal de compañía y compañero de caza, los problemas que pueda sufrir, o la asistencia veterinaria que necesitara en caso de accidentarse o padecer una enfermedad.

Las opciones que las compañías aseguradoras le ofrecen al asegurado son muchas y muy variadas, para que pueda personalizar la cobertura al máximo de sus necesidades. De esta forma, aunque el precio se podría incrementar, el pago anual, lo hace rentable, pues las prestaciones que ofrece son superiores a la prima impuesta. Además, otros temas a tener en cuenta, son los cazadores de caza mayor y los que se desplazan al entorno europeo, o a cualquier país del mundo para cazar, deben tener estas y otras coberturas para que lo protejan allá donde se encuentren.