El seguro de la comunidad de propietarios en un inmueble no es obligatorio por ley (salvo en la Comunidad de Madrid y en la Comunidad Valenciana), pero lo cierto es que es muy pequeño el porcentaje de edificios que no cuentan al menos con unas coberturas mínimas.

¿Por qué pese a ser un seguro voluntario nadie suele prescindir de él en una situación económica tan dura como la que estamos viviendo? Porque es uno de los seguros en los que la mayoría de las personas están concienciadas de su importancia.

En todos los edificios, especialmente en los más antiguos, siempre puede surgir cualquier gasto inesperado (la rotura de cristales, goteras a algún vecino por una avería de la comunidad…), gastos a los que el fondo de reserva de la comunidad tiene que hacer frente y si este fondo no es suficiente los vecinos tendrán que pagar una derrama. Basta con que sea necesario hacer una reparación en las tuberías comunes o en el cuadro eléctrico para que el seguro suponga un ahorro.

Estos pequeños gastos son los que menos preocupan a los propietarios, el verdadero problema es cuando se trata de un gasto más importante, como un incendio que destruya buena parte del edificio o la colisión de un vehículo que cause importantes daños a la estructura del bloque.

Evidentemente, el riesgo de que suceda un hecho de este tipo es más bajo, pero nunca se está a salvo de lo que pueda suceder. Es por estos riesgos por los que la mayoría de los propietarios no quieren prescindir de algún tipo de seguro.

Aún más importante si cabe es la cobertura de responsabilidad civil (daños a terceros). En el más grave de los casos, si se desprende una cornisa o cualquier elemento común del edificio y causa heridas graves o incluso la muerte a una persona, la comunidad estaría incurriendo en un delito muy grave, por lo que en estos casos un seguro de comunidad de vecinos es crucial.

Imagen: seguros-aps.com